Mi experiencia con la Terapia "El Viaje del Alma"

sábado, noviembre 21, 2015





 13 de Julio de 2015


Desde el corazón me nace un deseo intenso de compartir esta preciosa experiencia a la que yo he llamado “Regreso al Hogar”. 

Mi mayor anhelo en estos momentos es  mostrar  las maravillosas herramientas que están naciendo en estos tiempos de “Despertar”, y “El Viaje del Alma” es una de ellas.

La noche del miércoles, en un dulce viaje, mi alma regresó al hogar…

A lo largo de mi recorrido como entidad almica sé que en un número indeterminado de vidas, he considerado en incontables ocasiones como mi hogar, a infinidad de lugares… En el paraíso que visité esa noche  sentí una conexión muy profunda de origen de mi Ser… quizás fue allí donde tuve una vida más plena, o donde experimenté con total claridad  la deslumbrante Luz del Creador… porque en este hermoso lugar idílico, se enseñaban a los Seres que lo habitaban, cómo tener una  conexión directa con Todos y con el Todo.

Mi viaje particular comienza así:

“Tiernamente guiada y arropada por mis “compañeros de juegos”, iniciamos el viaje con mucha ilusión. Contenidos todos nosotros en un tubo de luz proveniente de reinos superiores y rodeados de Maestros, Guías y Hermanos Cósmicos, fui conducida hasta una escalera ascendente de diez peldaños. Una vez arriba del todo solo atino a recordar una luz muy brillante que no me permitía ver nada más. Me sentía acompañada y protegida en todo momento, en éste espacio no había cabida para el miedo, pero no alcanzaba ver nada más que un “túnel de luz” que abarcaba la totalidad donde me encontraba…

Debía recorrer, como en volandas, este pasadizo que era en realidad un Portal Dimensional… tardé unos segundos en salir de él y poco a poco fui recuperando la visión. Entonces delante de mi comenzó a dibujarse una imagen, aparentemente irreal, tal era la belleza del paisaje que estaba contemplando. Me pareció que yo misma emergía de una montaña, que hacía las veces de puerta a otra dimensión, y allí parada, no daba crédito a tanta maravilla… los colores más hermosos  que jamás he admirado se desplegaban ante mis ojos…era una estampa tan esplendida por su perfección y esplendor que no podía ser si no de otro mundo… Montañas, valles, árboles inmensos, flores de todo tipo, aves, animales que vivian en perfecta armonía con los Seres que allí habitaban. Mi mirada no llegaba a abarcar tanto desborde de naturaleza en estado puro. El agua era parte del paisaje y podía apreciarla en cascadas, ríos, estanques, ¡todo rezumaba una abundancia exquisita! Los olores que llegaban hasta mí, embotaban mis sentidos llenándolos de sensaciones y recuerdos antes vividos. Las casas y demás edificios de la ciudad se mimetizaban en la naturaleza de tal forma que respetaban su orden natural en perfecta armonía. Contemplé durante unos instantes más aquella imagen como si de un espejismo se tratara y comenzaron a aparecer poco a poco ante mí, inmersos en sus tareas, los habitantes de este bello lugar. Unos iban al campo a cuidar los cultivos, otros acarreaban cubos de agua recién cogida de manantiales naturales…todos ellos vestían con sencillez, con calzado de tiras o descalzos.

Me quedé admirando su manera de andar, pareciera que estas tareas nos les suponían ningún esfuerzo, pero lo que realmente llamó mi atención fueron sus rostros… resplandecían de felicidad, de salud, sus sonrisas eran genuinas, sus gestos y ademanes llenos de amor. Se respiraba un aire de hermandad, cooperación y alegría, difícilmente visto en nuestro mundo. Algunos me saludaban inclinando sus cabezas o me sonreían a modo de reconocimiento. Todos ellos me inspiraban confianza, como si fuera mi propia familia. Vivian en comunidad y compartían unos con otros todos los recursos naturales que les proporcionaba la riqueza de esta tierra. Se ayudaban en todas las tareas, repartiéndose los diferentes cometidos y rotando temporalmente para llevarlos a cabo.

Mis pasos me llevaron (guiados por la dulce voz de Montse) hasta una sala contenida en una especie de gruta con el techo muy alto. Y allí, delante de mí se encontraban doce personas sentadas detrás de una mesa con forma de media luna. Sus rostros eran hermosos y solemnes, me observaban con amor, sonriendo, como si esperasen mi visita, al igual que en las otras ocasiones en las que iba allí, durante mis horas de sueño, para reencontrarme con familiares y amigos. 

Este recinto era muy especial, era un lugar Sagrado, se  respiraba una atmosfera llena de paz y  vibración elevada proveniente tanto del recinto en si como de los Seres que presidian este espacio.

Mi padre era uno de los Miembros del Consejo. Estas personas estaban a cargo de salvaguardar el bienestar de toda la Comunidad y tomaban las decisiones que pudieran surgir siempre con la sabiduría y amor que les caracterizaban. En su mayoría eran hombres, pero también había mujeres entre sus miembros. Su experiencia y sabiduría les confería el grado de Miembros de este Consejo.

Les fuimos realizando preguntas que pudieran ayudar a las personas que estábamos allí reunidas, realizando “El Viaje del Alma” y pedimos  información y consejo para este tiempo clave de la humanidad. Ellos de forma telepática nos compartían la información con suma paciencia y amor. El Ser que presidia este Consejo tomaba “la palabra” y me daba las respuestas adecuadas para nuestro avance espiritual a nivel individual y general. Le observaba con respeto y admiración, escuchando atentamente sus respuestas. Su imagen irradiaba tanta luz y comprensión que uno no quisiera alejarse nunca de su lado. Su barba blanca y cabello de igual color, le daba un aspecto distinguido, pero su edad era indeterminada, rebosaba salud y jovialidad. Su voz en “mi cabeza” se escuchaba hermosa y dulce, de una sonoridad realmente sanadora y amorosa.

Su mensaje era de ánimo y esperanza para estos momentos en la Tierra. Nos instaban a no tirar la toalla y seguir con fuerza en el camino de la Luz. Cada uno de nosotros tenía una misión que realizar y nuestro aporte era muy importante, nadie carecía de valor.

Vi aparecer, mientras me encontraba allí, a compañeros de esta vida y sus caras estaban llenas de felicidad, me gustaba sus vestimentas y sus cabellos adornados de flores, y sus risas…

La experiencia ha sido maravillosa, me encontraba hablando con mucha seguridad, narrando lo que veía y transmitiendo el mensaje de amor que de forma tan real me estaban dando estos Seres de una  Civilización avanzada.
¿No sabes aún de qué lugar se trata?

Nuestra amada Lemuria…una de sus muchas ciudades, un lugar que en aquella época gloriosa me vio nacer. Hace ya tanto de esos días y a la vez hace tan solo un suspiro, tal es la intensidad de los sentimientos que se despiertan en mí. No quería volver aún de allí, necesitaba explorar más sitios, visitar a más personas ¡tenia tanto que ver! Y sin embargo sabía que iba a regresar muy pronto, tal vez esa misma noche al cerrar mis parpados para descansar de esta realidad menos sutil…

Estoy segura que iré recordando más detalles, “liberando” más recuerdos o me irán mostrando a través de señales o imágenes lo que necesito recordar para el bien de mi alma, y para tener la certeza de que este lugar existió de verdad, que yo viví allí, porque mi corazón sabe el camino y me lleva de regreso a él cada vez que se lo pido…

Gracias a mis compañeros de camino por arroparme en este viaje. 

Gracias querida Montse (Rincón de Sanación) por esta maravillosa experiencia. Imborrable queda ya su huella en mí, aportando   crecimiento a mi Ser.

Con infinito amor  les doy mil veces gracias a los Seres de Luz que me acompañaron e hicieron que me sintiera en todo momento segura y en paz…
Gracias, Gracias, Gracias

Nunca ha sido tan dulce volver al Hogar…
Con amor
Ana







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